¿Hay que ver , eh? Qué rarito es que aún no hayamos entrado al trapo con lo de los atracos éstos que están sucediendo en Cataluña. ¿Será que nos suda el pene que roben a personas que son capaces de tener 300.000 euros en casa o mansiones de 1.200.000 euros? Mmmmm, no sé: nunca tuvimos espíritu de Robin Hood y mucho menos si quienes se quedan el dinero son militares y policias de los paises del Este(no hace falta que sean ex-militares o ex-policias), gentes de una brutalidad muy particular (ay, eslavos... qué pocas ganas tengo de conoceros).
Por otra parte, claro, claro: queréis vivir tan alejaditos del mundanal ruido y de la purria que lo poblamos que a veces la purria se os cuela en casa. Que parece mentira que no hayáis visto ninguna peli del "Viernes 13", joder. Que lo del Jason ése es de broma pero lo de los tíos de las fuerzas especiales (y genocidas) serbias no. Y encima ahora queréis que os pongan un poli en cada taza del WC pagados con los impuestos de todos, ¿no? Pues nada, a joderse y a vivir como cualquier currito en un piso de mierda en un barrio de mierda en una ciudad de mierda. Y no enmedio de un monte... de mierda.
En fin, el viernes pasado Quim Monzó se hacía eco de una famosa frase hecha, "tiempo al tiempo" y la conjugaba con las norteamericanización de nuestra "civilizada" Europa a partir de lo que está pasando en nuestra amada Cataluña. Aquí su reflexión.
Charlton Heston en Riudepolls
NADIE IMAGINABA que entre nosotros se plantearía la posibilidad de protegerse con armas de fuego
"¡¡¡Oh, dios del rifle, cada negro o hispano que cace,
será un homenaje a tu grandeza!!!" Hace tres días oí por radio que personas preocupadas por la oleada de atracos violentos que hay estos días en muchos pueblos de Catalunya preguntaban si, llegado el caso, pueden defenderse con un arma de fuego.
Desde siempre, la familiaridad que algunos estadounidenses tienen con las armas ha sido criticada por nuestros paladines de la armonía y el juicio sobre los usos ajenos. Hace tan sólo un lustro nadie hubiese imaginado que entre nosotros se plantearía un día la posibilidad de usar armas de fuego para protegerse. Pues, miren por dónde, ese día ya ha llegado. Escuché la pregunta en el programa matinal de Catalunya Ràdio y (como Puyal cuando vio a seguidores del Madrid aplaudiendo el juego del Barça) pensé:
Ara ja em puc morir! ¡Mis sosegados compatriotas, que siempre han recriminado a los yanquis no sentir repelús por las armas, se plantean la posibilidad de usarlas ellos para defenderse de los bárbaros!
En los últimos años van aceptando, una tras otra, muchas de las supuestas animaladas americanas de las que se reían. Cuando empezaron allí a prohibir fumar en lugares públicos, nuestros sabihondos vaticinaron que aquí nunca pasaría eso. Cuando viajaban a Estados Unidos y descubrían esa lechuga asquerosa llamada iceberg (desconocida entonces entre nosotros) juraban que jamás aceptarían ese vegetal de plástico. Ahora lo sirven en la mayoría de los restaurantes catalanes y la gente se lo come y calla. ¿Y lo de las palomitas? Cuando veíamos en las películas que los americanos entraban en el cine con Coca-Cola y palomitas, reíamos de esa costumbre patán. Ahora, a nuestras generaciones más jóvenes les cuesta creer que en un pasado reciente fuese aquí desconocida. Pasó lo mismo con las verdulerías abiertas en domingo, con los indigentes tirados en la calle, con los juicios con jurado. De la misma forma, era habitual decir que aquí no había racismo. Oficialmente no existía, pero si no se manifestaba era porque, con pocas excepciones, todos éramos de un blanco rutinario. Ha bastado la llegada masiva de inmigrantes para que se noten las muestras de prejuicios y racismo. (En ambos sentidos: de los indígenas hacia los recién llegados y - véase
Un lloc estrany de TV3- de los recién llegados hacia los indígenas.)
¿No iba a suceder lo mismo con las armas? Cuando los ciudadanos se sienten a merced de los que no tienen ningún escrúpulo, indefensos porque ven que quien debería protegerlos no lo hace, es instintivo que decidan protegerse ellos mismos. Es la ley de la supervivencia. Si la legislación dictada por la progresía durante estas décadas no les garantiza calma y libertad, si ven que si les toca la china los van a torturar, ¿cómo no van a defenderse? En Riudoms y en Les Borges del Camp ya hay personas que han disparado al aire para ahuyentar a atracadores que iban a entrar en sus casas, y - según este diario- "la situación ha llegado al punto de que algunos alcaldes de zonas rurales, donde muchos ciudadanos tienen permiso de caza, y escopeta en casa, temen que la situación se desborde". Desde la cómoda seguridad de los despachos barceloneses es fácil calificar de alarmista a quien vive en una casa aislada y sabe que, el día que por la ventana entren seis hombres para ponerle un cinturón al cuello, no habrá ahí ningún político para protegerle.
Sr. y Sra. Heston.