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Heráldica y vestuario doméstico: un cruce de saberes

Publicado por Dr. Bermúdez |

Estimados todos,

En estas fechas entrañables, a buen seguro alguno de vosotros recibirá uno de los más habituales y conmovedores regalos que un hispano de bien pueda recibir: un batín y/o unas pantuflas. Y es que, como el pesebre o la cogorza de Año Nuevo, el batín y las pantuflas son algo muy nuestro.
Ahora bien: ¿Cómo son el batín y las pantuflas hispanas? O mejor dicho, ¿hay algo en nuestra tradición que nos diferencie del resto de los humanos, algo que haga de los nuestros unos productos especiales? Naturalmente, y como signo de identidad propio que es, la hidalguía también marca con su sello estos tradicionales regalos. Así, nuestras pantuflas y batines se distinguen de los demás en la invariable necesidad de ir ornados con un escudo heráldico o un blasón de noble casa. ¿Por qué se da aquí este saber, tan nuestro, en el que se cruzan la heráldica y el vestuario doméstico? ¿Será como consecuencia de una de esas infinitas diagonales en que se cruzan palabras y cosas, y en la que expresiones tan nacionales como "el rey" o "el señor de su casa" pueden haber jugado un papel esencial? ¿O por esa manía tan castiza de aparentar lo que no somos, de tal suerte que cualquier palanganero, ante los suyos, se pretende marqués?

Sin una respuesta concreta y a pesar de ello, me gustaría apuntar una posibilidad de mejora de este nuestro rico y complejo mundo de pantuflas y batines heraldizados. A saber, creo necesario el establecimiento de un orden y una jerarquía en los escudos que se añaden a los productos, pues o bien son de fantasía -y por tanto faltan a la pulcritud que una disciplina como la heráldica merece-, o bien se ornan zapatillas de poca calidad con escudos de alta casa y viceversa. Así, propongo a los fabricantes de tan distinguidos bienes el establecimiento de unos tipos que permitan distribuir entre sus productos emblemas correspondientes a títulos verídicos y hacerlo en base a un criterio de calidad: de este modo, un batín de poca calidad podría lucir el escudo de, pongamos por caso, la baronía de Gavá, mientras unas pantuflas de lana merina y cashmere llevarían el del granducado de Sant Adrià de Besòs.

Sin ánimo de haber aburrido más de lo necesario, se despide calurosamente

Dr. Sandro

Agradecimientos
Me gustaría agradecer aquí la inestimable colaboración que para la redacción de este breve texto he recibido por parte del ilustre Dr. Pansu, titular de la cátedra de Historia del Vestuario Doméstico Hispanoamericano de la Universidad de Bogotá, que tuvo a bien indicarme las fuentes a partir de las cuales elaborar mis notas y mostrarme su excelente colección de batines y pantuflas peruanas de los siglos XVII y XVIII.


1 comentarios:

Pansete dijo...

Nunca me gusta alardear de título pero hoy haré una excepción. En calidad de titular de la cátedra de Historia del Vestuario Doméstico Hispanoamericano de la Universidad de Bogotá, me gustaría agradecer al voluntarioso Dottore Sandro el esfuerzo de divulgación de un tipo de historia que, si bien en Francia ha encontrado un filón estupendo en los Annales (sí, sí, los Annales) de la escuela francesa, en cambio, al oeste del Atlántico ha sido mucho más difícil impulsar.
Por otra parte, y quizás a título más personal si cabe, me satisface ver como en el barroco ciberespacio tienen cabida conocimientos como los aquí expuestos y que no todo en él són aberraciones pornográficas o reflexiones sin ningún sentido sobre organos reproductores femeninos enlatados o alabanzas desmesuradas a los cantantes del momento.
Mis más sinceras gracias por haber permitido que la apasionante Historia de los batines y las pantuflas encuentre un eco en esta página.

Dr. Pansu
Departamento de Estudios Culturales
Universidad de Bogotá

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